Una investigación en la que ha participado la profesora de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) Carmen Díaz Mora ha analizado cómo están reaccionando las empresas españolas a parones en las cadenas de suministros derivadas de situaciones como la pandemia por COVID-19 o la invasión rusa de Ucrania. El trabajo ha detectado que la estrategia más común, ante interrupciones que parecen pasajeras, es aumentar las existencias de productos intermedios o finales.
“Desde el estallido de la pandemia de COVID-19, la interrupción de las cadenas de suministro se ha convertido en una gran preocupación para las empresas globales”, señala la profesora Díaz Mora. Este artículo, en cuya elaboración han participado también investigadores de las universidades de Deusto, Valencia, Alcalá y Nebrija “utiliza una muestra representativa de empresas manufactureras españolas que participan en cadenas globales de valor para analizar si están implementando estrategias en respuesta a esta preocupación”.
Con datos del periodo 2017-2022, el equipo ha determinado que, en promedio, “los fabricantes no han aumentado la cantidad de países de los que obtienen sus insumos desde la pandemia de COVID-19”. Por otra parte, “las empresas tampoco han sustituido proveedores por otros de países geográfica (nearshoring) o geopolíticamente próximos a España (friendshoring), ni han repatriado producción previamente deslocalizada (reshoring)”. Sin embargo, “las empresas han aumentado significativamente las existencias de productos intermedios”.
La razón, fundamentalmente, es económica. La profesora señala que “es el primer trabajo que analiza las estrategias que las empresas están utilizando datos que analizan qué y de quien se está importando y no atendiendo a resultados de encuestas a empresas”. Así, a partir de la información recabada, y “a diferencia de lo que parece apuntarse desde los medios de comunicación”, los investigadores han encontrado que “las empresas españolas que participan en cadenas globales de valor no están optando por retornar producción previamente deslocalizada al territorio nacional ni por acercar dicha producción a mercados más cercanos o entornos más amigables”.
Lo que hacen es aumentar las existencias de productos intermedios y finales, en tanto que, ante una interrupción pasajera, esta es la estrategia menos costosa. “Las otras estrategias implican romper la relación con suministradores a los que se había dedicado muchos recursos en encontrar pues habían de ser suministradores que respondieran las necesidades de las empresas en términos de precio, calidad y fiabilidad (lo que no es una tarea sencilla). Si las empresas consideran que las disrupciones en las cadenas de suministro son un fenómeno pasajero, serán reacias a romper la relación con estos suministradores y buscar otros”, explica.