“La mirada irónica de Ramon Calsina Baró: sus ilustraciones para Cervantes y Poe” es el título del libro de los profesores de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM): Margarita Rigal Aragón y Fernando González Moreno, y Alejandro Jaquero Esparcia (Universidad de Extremadura), miembros del grupo de Investigación de Estudios Interdisciplinares de Literatura y Arte (“LyA”). El principal mérito de este monográfico es que recupera la memoria del artista Ramon Calsina Baró (Barcelona, 26 de febrero de 1901-Barcelona, 26 de noviembre de 1992) y estudia 17 dibujos inéditos basados en textos de Edgar Allan Poe
Ramón Calsina Baró es el protagonista de este estudio forjado en el seno de la Universidad de Castilla-La Mancha. Uno de los pintores que participaron, al igual que Benjamín Palencia, del complejo surrealismo español, como indican. Movimiento que, no obstante, “desempeñó un papel de gran importancia en el conjunto de nuestras vanguardias artísticas entre 1924 y 1936 y en la profunda renovación artística anterior a la Guerra Civil”.
Este trabajo se centra en la faceta de Calsina como ilustrador y en la curiosidad que supone que, de entre el conjunto de su obra gráfica (dibujos, litografías, etc.), sólo llegaran a publicarse las ilustraciones de dos textos literarios: Don Quijote de la Mancha, de Cervantes (Barcelona: Ediciones Nauta, 1966) y Obras selectas, de Edgar Allan Poe (Barcelona: Ediciones Nauta, 1971)
“Las dos obras, a primera vista, pueden parecernos distantes y con escasos elementos en común, sin embargo, Ramon Calsina supo ver en ellas una característica que también entroncaba con su propia manera de entender su arte y la vida: la ironía, una forma de humor ante la realidad que puede adoptar formas que abarcan desde lo paródico hasta el más ácido de los sarcasmos”.
Estos dos juegos de ilustraciones, que ahora publican de manera íntegra, y por primera vez, “responden a un momento vital del artista en el que este, quien recordemos, había sufrido la represión franquista por su pasado republicado y no gozaba de encargos oficiales que le permitieran una vida desahogada, se refugiaba en una pintura muy personal, una producción de la que estos dibujos forman parte”, refleja el libro.
Calsina decidió ilustrar ambas obras por elección personal, por la sintonía que sentía con ambos autores, quizás encontrando entre sus páginas un refugio personal e íntimo; “textos de los que Calsina sabe apropiarse para presentárnoslos con su mirada burlona y sarcástica”.