Investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), dependiente de la Universidad de Castilla-La Mancha, han participado en un estudio internacional en el que a través de resonancia magnética de alta resolución han analizado cómo la domesticación de los conejos ha afectado a su morfología cerebral. Los resultados demuestran una reducción del temor ante situaciones de miedo en estos animales.
Un equipo internacional de científicos, entre los que se encuentran investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegético (IREC) –centro mixto de investigación dependiente de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha– han demostrado que los cambios genéticos de los conejos, asociados con la domesticación, conducen a cambios en la arquitectura del cerebro que a su vez reducen el temor de los animales.
Los resultados, publicados en la revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences, son fruto de la investigación coordinada por Leif Andersson de la Uppsala Universitet de Suecia, en la que han participado, junto al IREC, el Instituto de Estudios Sociales Avanzados del CSIC, las instituciones suecas Karolinska Institutet y KTH Royal Institutet of Technology y el CIBIO/InBio-Universidad de Porto (Portugal).
En su estudio, los investigadores analizaron el volumen de materia gris y la microestructura de la materia blanca en el cerebro de conejos silvestres y domésticos mediante el uso de resonancia magnética de alta resolución. Los resultados vienen a demostrar que la domesticación de los conejos ha tenido “un profundo efecto en la morfología del cerebro”, en regiones particulares de éste que están involucradas en el procesamiento del miedo, la amígdala y el córtex prefrontal medial.
Los autores del estudio, entre los que se encuentra el investigador post-doctoral del IREC José Antonio Blanco-Aguiar, apuntan que el cerebro de los conejos domésticos presenta amígdalas más pequeñas y córtex frontales mediales más grandes comparados con las de los conejos salvajes. Según los mismos, las áreas que han perdido volumen en conejos domésticos están involucradas en la detección, aprendizaje y expresión del miedo, mientras que las áreas que han ganado volumen están involucradas en la modulación del procesamiento emocional. Los autores también encontraron una reducción generalizada de la integridad estructural de la materia blanca, compatible con una velocidad neuronal reducida y una capacidad de procesamiento de información menos eficaz.
Este estudio, según el investigador Blanco-Aguiar, “no sólo podría ayudar a entender cómo la domesticación modela la estructura del cerebro y el comportamiento de los animales domésticos, sino que además podría dar pistas sobre cómo la morfología del cerebro puede impactar sobre algunos comportamientos complejos como podría ser la respuesta al miedo”. Por su parte, el investigador del Instituto de Estudios Sociales Avanzados Rafael Villafuerte apunta que unido a los estudios comportamentales que se vienen realizando, esta aproximación “podría ayudar a comprender la respuesta diferencial al miedo de depredación, lo que tendrá potencial implicación en la conservación y gestión de esta especie (conejos) y sus depredadores”.