La Escuela de Traductores de Toledo conmemora hoy el vigésimo aniversario de su adscripción a la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) como centro docente e investigador. En el acto institucional, presidido por la vicerrectora de Relaciones Internacionales y Formación Permanente, Fátima Guadamillas, el director de la Escuela, Luis Miguel Pérez Cañada, manifestó que en este tiempo «se ha hecho del mito una realidad y de un viejo caserón un hermoso lugar de investigación, traducción y diálogo».
El profesor Pérez Cañada subrayó la «vocación de servicio a la ciudadanía» del centro, por el que han pasado más de 400 vecinos de Toledo y provincia para participar en algunas de sus numerosas iniciativas de formación en torno a las lenguas árabe y hebrea. También señaló el alto nivel de especialización de la Biblioteca, que presta servicio a la comunidad universitaria y a investigadores nacionales y extranjeros, y el completo repertorio de actividades con las que el centro dinamiza la vida cultural de la ciudad.
El director de la Escuela de Traductores afirmó que desde su integración en la UCLM el centro mantiene una veintena de convenios con universidades, fundaciones, ONG, agencias y editoriales, y subrayó la presencia de la lengua y la cultura árabes en los programas docentes de las facultades de Educación y Humanidades. Entre los planes de futuro, el profesor apuntó un programa de posgrado en Terminología y Derecho comparado dirigido a jueces, magistrados y agentes judiciales de la Unión Europea, además de la continuidad del Curso de Especialista en Traducción Árabe-Español, por el que han pasado más de 1.800 alumnos, y de las colecciones de traducción de literatura y filosofía árabe y estudios y material didáctico, que en estas dos décadas han producido un centenar de obras.
En su intervención, la vicerrectora se sumó a los reconocimientos y agradecimientos realizados previamente por el director del centro y subrayó la proyección internacional del mismo, «una de las instituciones más conocidas dentro y fuera de nuestras fronteras». Fátima Guadamillas destacó «la contribución a la cultura y al entendimiento entre los pueblos» y auguró para la Escuela «un espléndido futuro por el trabajo que realiza y por el conocimiento que acumula».
En el acto conmemorativo participaron también los dos directores fundadores de la Escuela, Miguel Hernando de Larramendi y Gonzalo Fernández Parrilla. El primero manifestó que hace veinte años la idea era «recuperar el capital simbólico y la imagen de marca e integrarla en la Universidad» y señaló como líneas fundacionales del centro la vocación para mirar al futuro partiendo del pasado, la complementariedad, el trabajo en red y la capacidad para articular el trabajo colectivo. «Estos cuatro principios han permitido a la Escuela de Traductores de Toledo, infradotada en personal y recursos, desarrollar sus actividades formativas, traductoras y de investigación», dijo.
Por su parte, el profesor Fernández Parrilla señaló las conexiones de los orígenes de la Escuela con Tánger, Beirut o Ámsterdam, reforzando su dimensión internacional, y con las universidades españolas de Málaga, Granada y Barcelona. También destacó como elementos para el desarrollo de la nueva Escuela las sinergias, la ilusión y la «capacidad para establecer relaciones y vínculos».
La Jornada de Puertas Abiertas celebrada hoy, en la que han participado, entre otros toledanos, los alumnos del Colegio de Educación Infantil y Primaria San Lucas y María, permite conocer la labor de la Escuela y también su historia a través de una exposición de paneles y la proyección de un audiovisual. Los visitantes han tenido la oportunidad de obtener su nombre escrito en árabe y hebreo y han asistido a una mesa redonda sobre Galdós y Toledo. El programa incluye también una conferencia sobre la traducción al español en las Naciones Unidas a cargo del académico, traductor y exfiscal Miguel Sáez.