Algunos manejos asociados a la gestión cinegética pueden ser una herramienta para la conservación de aves en medidas agrícolas. Así se desprende de un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos –centro mixto de investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha–, en colaboración con el Centro de Investigación en Biodiversidad y Recursos Genéticos (CIBIO) y la empresa ERENA, ambos asentados en Portugal.
Investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), centro de investigación multidisciplinar dependiente de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, en colaboración con investigadores portugueses del Centro de Investigación en Biodiversidad y Recursos Genéticos (CIBIO) y la consultora ERENA, han estudiado los efectos de la gestión cinegética para la perdiz roja y el conejo sobre la abundancia y diversidad de diferentes grupos de aves de medios agrícolas en el sur de Portugal.
El trabajo demuestra que la diversidad y abundancia de varios grupos de aves, como paseriformes, rapaces o aves que nidificaban en el suelo, entre otros, era semejante entre zonas manejadas para la caza menor y otras no manejadas. Además, la abundancia de algunos grupos, como las rapaces y especies que nidificaban en el suelo, era mayor en zonas manejadas para la caza. Esto sugiere, según los autores del estudio liderados por Jesús Caro, que los manejos moderados realizados para mejorar las poblaciones de especies de caza menor, no sólo no afectan negativamente a la diversidad de aves agrícolas, sino que pueden ser beneficiosos en algunos casos.
Por otro lado, el tipo de hábitat fue el factor que más importancia tenía para explicar la abundancia y diversidad de las distintas especies. La intensificación agrícola, que está produciendo la degradación y fragmentación de los hábitats naturales, es una de las causas principales del declive de la perdiz roja, principal especie de caza menor hacia la que van dirigidas las medidas de gestión. Así, estos resultados sugieren que los manejos que mejoren la calidad de los hábitats en cotos agrícolas de caza menor favorecerían también a otras muchas especies, algunas de ellas con interés para la conservación. Por ello, los investigadores consideran que la caza podría ser una herramienta que contribuiría a la conservación de aves asociadas a medios agrícolas, si su gestión se basa en el manejo del hábitat para favorecer a las especies cinegéticas, e incluye otras medidas de gestión moderadas.