La Facultad de Educación de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en Toledo acoge las III Jornadas de Tecnología Educativa (TICE), que se celebran bajo el lema ‘Modernidad líquida y educación’ bajo la dirección de los profesores Felipe Gértrudix y Ricardo Fernández. La iniciativa, que se desarrolla el 13 y el 14 de mayo, invita a reflexionar sobre los usos de las tecnologías como bienes de consumo fundamentales y su impacto sobre el ámbito educativo.
El título de las jornadas, que el grupo de investigación Ciberimaginario-UCLM y la Facultad de Educación de Toledo celebran por tercer año consecutivo, se corresponde en esta edición al concepto de ‘modernidad líquida’ del que habla el sociólogo Segismundo Bauman (premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades) en referencia al tránsito de una sociedad tradicional a otra con nuevos paradigmas que no están fijados al espacio o al tiempo, sino que se transforma constantemente ante la fluidez de información procedente de los escenarios digitales.
Las jornadas, que se desarrollarán a través de ponencias, mesas redondas y talleres, permitirán a los conferenciantes, especialistas en ámbitos relacionados, compartir experiencias y resultados. Los participantes podrán intervenir también en talleres prácticos vinculados a la mención TICE de la Facultad de Educación, conocer la experiencia del uso de las TIC en diferentes instituciones y acceder a distintos trabajos de fin de grado (TFG) defendidos sobre este tema.
En la inauguración de las jornadas, dirigidas a estudiantes universitarios, maestros y profesores de secundaria, participaron los dos directores y la directora del Departamento de Pedagogía, Asunción Manzanares. En la lección inaugural, titulada ‘Sociedad digital, mis dudas y convicciones’, el catedrático de la UNED Lorenzo García Aretio puso de manifiesto «evidencias, dudas y convicciones» respecto al cambio «radical» que ha producido en la sociedad con la transición al mundo digital. El catedrático llamó a la reflexión sobre el «derecho a la desconexión» y la necesidad de «formar en competencias para estar desconectados».
García Aretio explicó además que la escuela tiene que evolucionar hacia un aprendizaje «flexible y líquido», alejado del modelo tradicional con filas de mesas y textos iguales para todos. En este sentido subrayó la importancia de la figura del docente y habló de la resistencia al cambio por parte de profesores, directores de centro y administraciones, «instalados en el confort», o incluso debidas a la inseguridad de los niños.