El especialista en imagen artística, patrimonio cultural y comunicación digital Arturo Colorado Castellary ha visitado la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) para participar en el Foro Patrimonio organizado por la Facultad de Humanidades de Toledo. Autor de ‘Arte, revancha y propaganda: La instrumentalización franquista del patrimonio durante la II Guerra Mundial’ y de ‘Éxodo y exilio del arte: la odisea del Museo del Prado durante la Guerra Civil’, dirige un proyecto de investigación que busca arrojar luz sobre el exilio y la repatriación de obras de arte durante la guerra civil y el franquismo.
El proyecto ‘Investigación histórica y representación digital accesible. El patrimonio artístico durante la guerra y la posguerra’ tiene como objetivo “indagar y catalogar las obras salvadas y depositadas en lugares seguros por la República durante la guerra y contrastarlas con el destino de estas obras en la inmediata posguerra, así como hacer el seguimiento de las obras que por una u otra circunstancias salieron de España durante este período”. Además, se propone “generar una sede web de investigación participativa, accesible y abierta que permita el análisis, la participación de otros investigadores y la difusión de esta investigación, mediante la explotación intensiva de las posibilidades de geolocalización, digitalización, interactividad y comparación que permite la museografía hipermedia avanzada”.
En su intervención en Toledo, titulada ‘Patrimonio, guerra civil y posguerra’, el catedrático de la Universidad Complutense explicó cómo, tras el estallido de la contienda, el gobierno republicano creó la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico para localizar y almacenar obras del Museo del Prado de la iglesia o de colecciones privadas. “Muchas de estas obras fueron evacuadas a Valencia, después a Barcelona, a Figueras y, a finales de la guerra, en un momento de extremo peligro, a Ginebra”.
El profesor se refiere a este momento como “fundamental en la historia” y señala cómo el franquismo capitaliza ya la exposición que se monta en la capital suiza con una selección de estas obras una vez finalizada la guerra. “El 9 de septiembre de 1939, cuando ya ha estallado la II Guerra Mundial, las obras regresan a España. Los trenes que las traían circularon por territorio francés con las luces apagadas para protegerse del ataque alemán”, indicó.
El grupo que dirige desde la Facultad de Ciencias de la Información ha creado una amplia base de datos de acceso libre en la que se pueden rastrear estas obras exiliadas, entre las que se encuentran emblemas del arte europeo como La familia de Carlos IV, de Francisco de Goya; Las meninas, de Diego Velázquez y numerosos rubens, riberas o tizianos, así como las obras del Greco procedentes del municipio toledano de Illescas. Estas, en particular, “fueron depositadas inicialmente en el Banco España, donde sufrieron un terrible deterioro por la humedad. Después fueron restauradas, recuperadas y enviadas a Ginebra”, explicó.
Un capítulo especial en esta investigación, aún en curso, es el proceso de devolución de obras durante el franquismo. “Al volver de Ginebra se entregaron en depósito miles de obras a iglesias, museos e instituciones públicas, así como a organismos que dependían directamente de Franco como su casa militar o el castillo de Viñuelas”, dijo. Un tema “prácticamente desconocido” al que el grupo dedica ahora sus esfuerzos investigadores, con el fin de determinar dónde están ahora las obras que, algunos años después, no fueron reclamadas por sus titulares.