«Quien salva una vida, salva al mundo entero». El lema del Talmud, la frase que se repite en la película ‘La lista de Schindler’ y que preside la tumba de Emilie, la viuda del empresario alemán, resume con certeza el espíritu de la exposición que acoge la Facultad de Letras de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), en el Campus de Ciudad Real, sobre los polacos que socorrieron a judíos durante el Holocausto, arriesgando sus propias vidas. La muestra complementa el seminario que organiza el mismo centro con motivo del setenta aniversario de la liberación de Auschwitz.
Jan Karski fue un héroe. Valiente miembro de la resistencia en Polonia, fue la primera persona en dar testimonio al mundo de la verdadera dimensión del Holocausto, del horror del Gueto de Varsovia y del secreto de los campos de exterminio. Se entrevistó con el propio Roosevelt, alertándole del tamaño de la ignominia, y acabó sus días en Washington, como académico en la Universidad de Georgetown. Eleonora Golen no tuvo tanta suerte. Escondió a una niña judía de diez años en su casa, en Polonia. A finales de 1942 los nazis entraron en su hogar, fusilaron a la niña y encarcelaron a Eleonora, a quien también ejecutaron unos meses después. La misma suerte corrieron las dieciséis personas que compartían la casa de los Ulm, en Markowa. Los ocho miembros de la familia fueron fusilados junto con los ocho judíos que habían escondido para salvarles de una muerte segura. Los alemanes se enteraron de todo por una denuncia, la delación anónima de algún vecino.
Estas son algunas de las historias que cuenta la exposición Jugándose la vida. Polacos que socorrieron a judíos durante el Holocausto, organizada por el Museo de la Historia de los Judíos Polacos (MHZP), el Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia, y por el Instituto Polaco en Madrid, y que puede verse en la Facultad de Letras de la Universidad de Castilla-La Mancha en Ciudad Real.
La muestra coincide con la organización del seminario Auschwitz: una conmemoración para la humanidad, que acoge el mismo centro universitario entre mañana, 17 de marzo, y el miércoles 18, recordando el setenta aniversario de la liberación del campo de concentración. En paneles informativos, con abundancia de material gráfico y testimonios de sus protagonistas, se trazan las biografías de ciudadanos polacos que arriesgaron su bienestar, su tranquilidad y su propia existencia para ayudar a los judíos perseguidos por la Alemania nazi, que también había ocupado el territorio polaco. Hasta allí llegaron los tentáculos de la vergüenza, con ejemplos tan paradigmáticos como el Gueto de Varsovia o el propio complejo de Auschwitz-Birkenau y los campos de exterminio de Belzec, Chelmno, Majdanek, Sobibor, Treblinka y Varsovia.
Los destellos de humanidad en medio del horror los pusieron ciudadanos como Danuta Galkowa, quien se hizo cargo en 1942 de Giza Alterwajn, una niña judía que sobrevivió al Gueto de Varsovia, y la escondió y cuidó hasta el final de la guerra, cuando la pequeña pudo salir del país para reunirse con parte de su familia. Giza y Danuta pudieron reencontrarse en Varsovia sesenta años después, en 2009. El emocionado abrazo entre ambas mujeres llena la imagen más grande de la exposición.