La Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y la Fundación Horizonte XXII Globalcaja, con el apoyo del Gobierno regional, han presentado el informe GEM (Global Entrepreneurship Monitor) Castilla-La Mancha 2013, que diagnostica la situación del emprendimiento durante ese año en la región. El documento ofrece datos regionales en el marco de un observatorio internacional creado en 1997, señalando valores, actitudes y percepciones, y recoge la opinión de los expertos respecto a las condiciones para el emprendimiento.
La conclusión principal del informe, en cuya presentación intervinieron por el vicerrector de Transferencia y Relaciones con Empresas, Pedro A. Carrión; la directora general de Desarrollo de Estrategia Económica y Asuntos Europeos de la Junta, María Teresa Giménez, y la directora de la Fundación Globalcaja Horizonte XXII, Carla Avilés, es que la tasa de actividad emprendedora (TEA) en Castilla-La Mancha disminuye respecto al año anterior, situándose ligeramente por debajo de la media para España. Sin embargo, los datos sobre la innovación o la orientación exportadora hacen suponer que la tendencia cambió en 2014, un dato que corroborará en unos meses la nueva edición del estudio.
Según indicó el profesor de la UCLM y director del estudio, Juan José Jiménez, el informe GEM se basa en «fuentes fiables» que permiten establecer «qué factores explican el emprendimiento a nivel mundial», además de orientar a los agentes y poderes públicos «para contribuir a mejorarlo». La TEA, explicó, es el indicador definido como «actividad emprendedora total», esto es, el resultado de una investigación basada en dos encuestas, una sobre los valores y actitudes de la población adulta (de 18 a 64 años) y otra que recoge la opinión de los expertos sobre el contexto, las condiciones y los factores del entorno relativos a la actividad emprendedora y empresarial.
El proyecto GEM, añadió el profesor Jiménez, desagrega la TEA en emprendimiento potencial (personas que expresan la intención de emprender), emprendimiento naciente (iniciativas que se han puesto en marcha en los últimos tres meses), nuevo emprendimiento (iniciativas empresariales con al menos tres años y medio de vida) y empresa consolidada (empresas que mantienen su actividad durante más de tres años y medio).
La también profesora de la UCLM e investigadora del proyecto GEM, Ángela González Moreno, destacó, entre otros resultados del estudio, que respecto a 2012 en 2013 creció la percepción de buenas oportunidades para emprender al tiempo que disminuía el miedo al fracaso. Sin embargo, ese año solo el 9,4 % de la población adulta en Castilla-La Mancha mostraba su intención de emprender próximamente.
Aunque el número total de iniciativas emprendedoras con menos de tres años y medio de vida decreció con respecto a 2012 (TEA del 4,9 % frente al 5,6 % anterior), creció la actividad emprendedora consolidada (TEA del 10,6 %) por encima de la media española (8,4 %). La mayoría de los emprendedores operaban en el sector servicios, bien porque habían visto una oportunidad de negocio (60,1 %) o por necesidad (29,9 %). Solo uno de cada tres pensaba en crecer y un 62 % creía que no generará empleo en los próximos años.
Sobre las características de la actividad resultante del proceso emprendedor, la profesora González subrayó el déficit de innovación que presentan las iniciativas emprendedoras en la región, ya que solo el 5,8 % de las empresas en fase de emprendimiento ofrece un producto o prestan un servicio innovador. En 2013 más del 80 % se valoraban como «no innovadoras». Además, tanto en Castilla-La Mancha como en España más del 90 % de las iniciativas nuevas y de las consolidadas operaban en sectores de baja intensidad tecnológica. Sin embargo, en 2013 un 24,5 % de las empresas en fase emprendedora dirigían al extranjero al menos un cuatro de sus ventas.
En relación con la financiación, el informe GEM revela que en Castilla-La Mancha, con un capital medio de 22.054 euros por emprendedor, se invertía en 2013 por debajo de la media española. El resto era aportado principalmente por la familia y los amigos. El perfil del emprendedor seguía siendo similar al de 2012. Era varón, salvo en la etapa naciente, en la que crecía la presencia femenina, de entre 35 y 44 años. Con estudios primarios, aunque entre los emprendedores potenciales crecía el número de universitarios, había recibido formación específica sobre emprendimiento y tenía una renta más baja que el emprendedor de 2012.