Investigadores de la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en el Campus de Toledo han llevado a cabo unos talleres experimentales sobre los efectos de las drogas y del alcohol en el cerebro en los que han participado cerca de 300 estudiantes de Secundaria. El objetivo de la actividad es que los adolescentes conozcan dichos efectos a través de un aprendizaje activo, con el fin de evitar el consumo sustancias tóxicas.
Casi trescientos estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) de la provincia de Toledo han asistido en la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica de la Universidad de Castilla-La Mancha a tres talleres demostrativos de los efectos de las drogas y del alcohol en el cerebro. La iniciativa forma parte del proyecto de investigación ‘Neurobiología de la adicción. Prevención de drogodependencias’, que dirigen los profesores del Grado en Bioquímica Óscar Gómez y Cristina Pintado, y busca a través de la experimentación con células, gusanos y tejido cerebral que los adolescentes “descubran por sí mismos los efectos de las drogas en el cerebro”.
Este modelo de “aprendizaje activo” dista mucho, según explican los investigadores, del modelo clásico de prevención de drogodependencias en el que “el estudiante es un agente pasivo que sólo recibe información”. “Se trata de intentar ser más efectivo en conseguir el objetivo final que es evitar el consumo de drogas, o al menos reducirlo. De esta forma se favorece la reflexión, la toma autónoma de decisiones y el intercambio de ideas entre los alumnos”, apuntan los investigadores.
La actividad ha comenzado con una conferencia en la que los investigadores han explicado las claves sobre la activación cerebral de los circuitos de recompensa, los cambios cerebrales debidos al consumo de drogas y los sistemas para reeducar a nuestro cerebro. Posteriormente, los investigadores han llevado a cabo en los laboratorios de la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica del Campus de Toledo tres experimentos.
En el primero de los experimentos, se ha empleado un pequeño nematodo, C. elegans, (gusano diminuto), al que previamente se le ha convertido en adicto al alcohol en el laboratorio. Los estudiantes han tenido que manipular los animales para permitir que estos se desplacen hasta la comida o el alcohol. En menos de una hora, los participantes han comprobado como la mayoría de los gusanos adictos han migrado hacia el alcohol, pese a estar hambrientos.
En el segundo, se ha experimentado con neuronas tratadas con diferentes concentraciones de etanol. Aquí, se ha podido valorar el efecto sobre la actividad mitocondrial y, por tanto, sobre la supervivencia, con un ensayo de MTT y producción de cristales de formazán.
Por último, en cortes histológicos de cerebro de rata y mediante tinción clásica de laboratorio de violeta de cresilo de neuronas, se identificarán las distintas áreas cerebrales relacionadas con los comportamientos adictivos.