El investigador de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Manuel Esteban Lucas, cuyo trabajo desempeña en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes (ETSIAM) de Albacete, ha participado en una investigación liderada por la Universidad de Alcalá de Henares, en colaboración con la Universidad de Ginebra, en la que se explica cómo la interacción de dos fenómenos climáticos condiciona las sequías y los ecosistemas. El descubrimiento podría ser esencial para la planificación hídrica, agraria y forestal y para evaluar la vulnerabilidad climática de los ecosistemas frente a unas condiciones de calentamiento sin precedentes en el Mediterráneo, tal y como sostienen los investigadores.
El trabajo recientemente publicado en la revista de impacto ‘Nature Communications’ está liderado por el Grupo de Ecología y Restauración Forestal de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), en colaboración con la UCLM y las universidades del País Vasco y de Ginebra, y aporta claves importantes para poder conocer las causas de las sequías periódicas en España, el porqué de que pueda haber inviernos templados y lluviosos y otros fríos y secos o fríos y húmedos, la influencia del cambio climático o la posibilidad de predecir estos ciclos.
Tal y como se recoge en la investigación, la oscilación del Atlántico Norte (NAO) es una fluctuación a gran escala en la masa atmosférica situada entre la zona de altas presiones subtropicales y la baja polar en la cuenca del Atlántico Norte, y es, en gran parte, responsable de los períodos de sequía en el continente europeo. Estudios anteriores muestran que la NAO tiene un gran efecto potencial sobre diferentes aspectos, desde la fijación de carbono y el crecimiento de los árboles, a la producción de frutos o los ciclos de plagas forestales. Sin embargo, la conexión entre la productividad forestal a largo plazo y la NAO presentaba algunas inconsistencias, como periodos en los que los ciclos climáticos no se correspondían a lo esperado por el valor de la NAO.
Por ello, los investigadores de este consorcio internacional muestran que estas inconsistencias pueden tener su origen en anomalías periódicas de la temperatura a nivel superficial del Océano Atlántico, conocidas como Oscilación Multidecadal Atlántica (AMO). “Se trata de fenómenos oceánicos que aparecen en el norte del Océano Atlántico y por el cual las temperaturas oceánicas siguen un ciclo de una duración total de unos 70 años. Estos cambios de la temperatura del océano afectan a la atmósfera con un cierto retraso”.
El trabajo, liderado el profesor Jaime Madrigal, es el resultado de una línea de investigación exhaustiva que comenzó hace más de cinco años y que integra datos de archivos históricos, climatología, modelos estadísticos y ecología forestal. «Ha sido un trabajo fascinante, desempolvar archivos de finales del siglo XIX para tener estimaciones precisas de cómo ha evolucionado la productividad de los bosques en España durante el último siglo y analizarlos con herramientas del siglo XXI para comprender las causas de los ciclos climáticos y sus consecuencias sobre la productividad de los ecosistemas españoles» explica Miguel Ángel de Zavala, coordinador del estudio en la UAH.
La investigación integra datos de pinares de varias localidades en Castilla La Mancha, como la Serranía de Cuenca, y en Castilla y León. «Estos pinares eran la base del sustento de muchas zonas rurales en España desde el siglo XIX, por este motivo se llevaba a cabo una cuantificación exhaustiva de los recursos disponibles, madera, pastos, resina etc…», explican los investigadores. En este sentido, el investigador de la UCLM Manuel Esteban Lucas agradece el apoyo recibido por parte del Vicerrectorado de Investigación y Política Científica para poder participar en este estudio.
Tal y como se refleja, el problema es que muchos de los trabajos anteriores se basaban en proyecciones de modelos, y, además, no consideraban la interacción entre ambos modos climáticos, la NAO y AMO. Gracias a la existencia de esta serie temporal, en la investigación se demuestra por primera vez que la interacción de ambos modos climáticos es la que controla en gran medida la productividad de los ecosistemas.
Así, los resultados del trabajo muestran que las fases AMO+ NAO+ y AMO-NAO- ejercen un elevado control sobre la productividad forestal, debido a la disminución de las precipitaciones y temperaturas invernales. “La NAO es como una llave que abre y cierra la entrada de las borrascas, pero es necesario el control de AMO (ligada a la temperatura del Atlántico en latitudes extratropicales) y a la formación de borrascas, lo que finalmente determina la temperatura y humedad del aire que llega a la Península”
En una situación de sequía como la que está azotando el Mediterráneo en los últimos tiempos, estos hallazgos podrían ser esenciales para la planificación hídrica, agraria y forestal, y en particular para evaluar la vulnerabilidad climática de los ecosistemas.