Un estudio elaborado por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y la Universidad de Castilla La Mancha (UCLM) demuestra que la reducción de las precipitaciones invernales en el Mediterráneo afecta negativamente a la probabilidad de supervivencia y a la diversidad genética del herrerillo común, un pájaro que se utiliza como modelo de estudio. La investigación, cuyos resultados publica la revista Ecology and Evolution, se ha desarrollado durante seis años con más de 600 aves en los bosques de los Quintos de Mora (Toledo).
Ante los cambios ambientales que se producen en un escenario de cambio climático, los animales tienen tres posibles respuestas: desplazarse si hay disponibilidad de hábitat, adaptarse y evolucionar o extinguirse. «Al afrontar este estudio, nos preguntamos cómo responderán estas pequeñas aves insectívoras forestales ante los cambios que se están produciendo en el clima. Y es que es importante comprender sus mecanismos de respuesta para tener buenas predicciones a largo plazo de los impactos que el calentamiento global tiene sobre la biodiversidad», contextualiza Juan José Sanz, investigador del MNCN.
Para este estudio han trabajado durante seis años en dos bosques de Toledo, en los Quintos de Mora (Organismo Autónomo de Parques Nacionales). Cada año tomaron muestras sanguíneas de los herrerillos reproductores de ambos bosques para medir su diversidad genética. Esta especie muestra una alta filopatría (tendencia de las especies a volver al mismo territorio para reproducirse o anidar) y gracias a eso han podido estimar su supervivencia interanual, porque recapturaban a los supervivientes de ambos bosques año tras año.
Una vez analizada la diversidad genética o heterocigosidad de los individuos supervivientes, la compararon con el régimen de precipitaciones invernales y comprobaron cómo, sorprendentemente, en inviernos secos, la probabilidad de supervivencia de los adultos más heterocigotos, fue menor con respecto a los individuos más homocigóticos o con menor diversidad genética. «Tras esta investigación sabemos que un invierno seco, como es el caso del actual, se verá reflejado en una reducción en la diversidad genética de la especie. Esta reducción afectará a la capacidad de la especie para dar una respuesta evolutiva rápida ante nuevos escenarios», explica Juan José Sanz.
El estudio se ha realizado en un periodo corto, entre 2008 y 2014, pero los investigadores han visto cómo la diversidad genética variaba en solo seis años. «Hay cambios evolutivos que se pueden comprobar en espacios cortos de tiempo y, para obtener conclusiones robustas sobre la relación entre diversidad genética y eficacia biológica de los animales, son necesarios varios años de muestreo», concluye la investigadora de la UCLM Esperanza Ferrer.