El Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) ha publicado ‘Academias morales de las musas’, de Antonio Enríquez Gómez. Un volumen misceláneo que tras su primera edición en 1642 ha permanecido inédito desde 1734.
El Instituto de Almagro de Teatro Clásico, bajo la dirección de los profesores Milagros Rodríguez y Felipe Pedraza, ha proyectado la edición crítica de ‘Academias morales de las musas’, más de diez mil versos de carácter lírico-narrativo y otros tantos de carácter dramático’ que constituyen una muestra antológica de lo que había escrito en el momento de su primera publicación.
En este sentido, Pedraza ha definido a Enríquez Gómez como dramaturgo, novelista y poeta de vida apasionante y borrascosa. Natural de Cuenca, judío converso y fugitivo de la Inquisición, fue exiliado en Francia bajo la protección de Ana de Austria. Tras su regreso a España fue detenido y encarcelado en la cárcel de Triana donde murió en 1663.
Considerada una de sus producciones más ambiciosa e interesante, esta obra apareció inicialmente en Burdeos, más tarde, los poemas líricos se reeditaron en Rúan (1646); el conjunto del volumen (versos líricos y comedias) siguió publicándose en España: primero en Valencia (1647) y luego en Madrid (1660, 1668, 1690, 1704 y 1734). En total, siete ediciones, casi tantas como las que se produjeron en esos mismos años de las obras de Góngora o Quevedo.
Por su parte, Milagros Rodríguez, ha señalado que para que este proyecto viera la luz se ha realizado una ardua labor debido a los diversos materiales de la obra relatos cultistas, sonetos conceptistas, parodias antigongorinas, romances alambicados, epístolas personales y de resonancias autobiográficas, décimas paradójicas y atormentadas, un drama de honor, una pieza bíblica, una comedia de capa y espada, y otra de historia antigua.
Los dos tomos resultantes (unas 1.200 páginas en total) constituyen una aportación muy relevante para la recuperación de un escritor apasionante y de un clásico olvidado, al que hasta ahora solo se podía leer en impresos de los siglos XVII y XVIII.